Hay tantas maneras de criar como personas en el mundo

A todos nos gustan cosas distintas, elegimos distintas carreras, nuestros rasgos nos distinguen, nuestra huella dactilar es única. Somos tan distintos que elegimos diferentes marcas y sitios donde hacer nuestras compras según nuestros intereses. A veces incluso buscamos mucho y recorremos lugares antes de comprar un elemento o adquirir un servicio, porque somos hacedores de nuestra vida. Resulta que con nuestros hijos pasa algo parecido. No podemos comprar “un estilo de crianza” y mucho menos quedarnos con una opinión que no nos convence. Los padres tenemos derecho a buscar qué pediatra queremos que nos acompañe, tenemos derecho a poner en duda cualquier orden rígida, porque la crianza no es un hecho matemático, no se puede generalizar, ya que las personas somos diferentes. Hay padres que necesitan salir a trabajar cuando sus hijos son pequeños, hay padres que pueden alargar más la licencia o ir a trabajar junto con los niños. Hay papás que se levantan a las siete de la mañana y otros a las once. Hay niños a los que les gusta el baño nocturno y niños que lo rechazan. Hay bebés que muestran interés por la comida a los seis meses y otros más tarde. No hay una forma de criar a los niños, los indios llevan a los bebés colgados de la espalda, nosotros en cochecito. Los japoneses duermen con los hijos hasta la adolescencia, en nuestro país la Sociedad Argentina de Pediatría recomienda cohabitacionar con los bebés hasta los seis meses de vida como máximo. En India se les hacen masajes a los bebés todos los días hasta que cumplen cinco años y allí son los niños los que aprenden a masajear a sus abuelos y bisabuelos a diario. No hay necesidad de juzgar, cada uno puede elegir según su tradición, sus creencias y lo más importante: su intuición, porque los hechos han demostrado que la intuición de una madre sana que tiene un vínculo sano con su hijo no falla. Recordemos que donde hay dos padres y un bebé, hay tres deseos y tres necesidades, y lo más democrático es tener todos en cuenta, saber ceder y mantener el equilibrio porque todos los integrantes son necesarios e importantes.